lunes, 12 de agosto de 2013

GRACIAS A TODOS Y HASTA PRONTO.

En primer lugar, perdón por abandonar el blog y dejar de escribir durante tantísimo tiempo. Pido perdón a todos los seguidores de la historia que se han quedado con ganas de ver como continuaba, culpa mía, lo siento mucho. Imagino que después de tanto tiempo ya nadie seguirá esta historia, pero por si alguien sigue metiéndose o la acaba de descubrir, lo siento. 
Además, quería avisar de que no creo que siga escribiendo. Me he vuelto a meter con la intención de escribir ya que después de tanto tiempo me han vuelto las ganas. Pero al leer la historia... No se, no creo que vaya a continuarla. Mas bien creo que voy a empezar una nueva. A lo mejor intento hacer un ultimo capítulo para al menos dejárosla con un final. Aunque si lo hago, lo dejaré entreabierto para poder tener la posibilidad de seguir la historia en un futuro. 
Comentad en este post, si hay gente que aun la sigue o que se acaba de enganchar y quiere que haga un ultimo capitulo para acabarla, decidmelo y lo haré. Pero si nadie lo pide, probablemente no lo haga. 
Vuelvo a disculparme por abandonar la historia, de verdad lo siento. 
Y, aunque aun estoy pensando en si lo haré o no, en cómo lo haré, sobre qué tratará, etc; si hago una nueva historia, pondré aquí el link por si alguno de vosotros quiere seguirlo.
Muchísimas gracias por todo el animo, el apoyo, los votos y los comentarios durante el tiempo que estuve activa. Sin duda, me disteis ánimos para escribir, y me ayudo bastante en su momento. Gracias por seguirme, y espero que os gustase la historia. GRACIAS A TODOS Y HASTA PRONTO. 

martes, 20 de noviembre de 2012

Capítulo 24. 'Pequeñaja'


*Narra Josh*
Después de los minutos más largos de mi vida abrazados, se separa y se cierra la camisa. Ni si quiera me había dado cuenta de que estaba abierta. Creo que se la rompí al intentar que volviera en sí. Está intentando cerrársela con un nudo, pero no creo que pueda.
-Tranquila, ahora te presto algo. Y lo siento, espero que no fuera muy cara…
-No importa Josh, creo que mi vida, vale más que esta blusa. – se ríe. Ha estado a punto de ahogarse por mi culpa y ahora se ríe conmigo.
-¿Sabes? Eres la cosita más perfecta que me he encontrado nunca, y no hay nada que pueda superarte. – La beso.
Nos levantamos y le paso el brazo por sus hombros. Entramos abrazados a casa y la llevo a mi habitación para dejarle una camiseta mía.
Entramos y se sienta en la cama mientras yo voy al armario a buscarle una camiseta que le pueda quedar bien, pero es algo imposible, todas son enormemente grandes, por lo que decido elegirla por el dibujo que más le pegue, cuando encuentro una que parece hecha para ella.
Me doy la vuelta con  la camiseta escondida detrás y camino hacia ella con una sonrisa que decido que sea entre intrigante y pícara. Cuando llego a la cama apoyo las manos en ambos lados, con la camiseta aun en una de ellas y la beso. Le doy besos suaves y cortos, empujándola suavemente hasta que acabamos tumbados en la cama el uno sobre el otro.
Mientras la beso empiezo a bajar las manos hacia su cadera, acariciando suavemente sus magnificas curvas, y justo cuando empiezo a introducir mi mano en su camiseta, rozando su suave piel… me ruge la barriga. Si. Me ruge la barriga.
-Deberiamos ir a comer algo. – me dice riéndose.
-Claro… - contesto algo avergonzado. Aunque, más que nada me da rabia que se nos haya estropeado el momento. Entonces me doy cuenta de que aun tengo la camiseta en la mano, lo que significa que ella…

*Narra Marta*
Estoy aun tumbada en la cama, sonriendo. La tripita de Josh ha sonado mientras estábamos besándonos y estoy pensando qué prepararle para comer. Aparto la mirada del techo para mirarle y veo que él ya me está mirando a mí. Pero no es a mí, si no…
-¡Oh, que típico! Dame la camiseta anda… - le digo poniendo los ojos en blanco.
Él reacciona y me da la camiseta mientras baja la mirada avergonzado. Le doy la espalda mientras me quito lo que queda de camisa y me pongo la camiseta que me ha dado. La verdad es que me encanta, aunque me queda bastante grande.
Es una camiseta de manga corta azul de su talla, que a mí me queda enorme, con la cara del monstruo de las galletas sobre ella. Me encanta, la verdad.
Él sigue mirando hacia el suelo, aunque menos sonrojado.
-Me encanta. – le digo sonriéndole, para suavizar el ambiente.
Él levanta la cabeza extrañado y esboza una leve sonrisa cuando ve la camiseta adornando mi torso. Me mira de arriba abajo y se levanta de la cama, acercándose a mí sin apartar la mirada de mis labios. Sé que tiene tantas ganas como yo, y no pienso negárselo. Cuando está a escasos centímetros de mi, agarra mi mano derecha, mientras que con la izquierda rodea mi cintura pegándome a él. Me mira fijamente a los ojos y baja despacio la mirada hasta mis labios. En sus ojos hay un leve brillo, un destello de deseo que no estoy segura de si es suyo propio, o un simple reflejo de los míos, que deben estar tan deseosos de probar esos dulces labios como si se tratase de agua en el desierto. Entonces suelta mi mano y acerca la suya hacia mi rostro mientras roza mi mejilla delicadamente con su suave piel, produciendo un imperceptible escalofrío que me pone la piel de gallina. Justo en ese momento, el único en el que no presto atención a todos y cada uno de los movimientos de cada parte de su cuerpo, acerca sus labios y me besa dulcemente. Siento como muero en este instante y desaparezco entre sus labios, sumida en un profundo estado de felicidad. Es el chico más perfecto que ninguna chica pudiera desear, y yo tengo la suerte de poder tenerlo en este momento junto a mí. Eso me hace la persona más feliz de este mundo.
El beso se alarga, bueno, lo alargamos, todo lo posible, hasta que las tripas de Josh vuelven a sonar. Esta vez los dos nos miramos y empezamos a reír.
-Creo que ya va siendo hora de comer algo, ¿no?
-¿Por? – me pone cara de pena mirándome a los ojos.
-Porque como sigas sin comer, tu estómago lo van a escuchar en china tonto. – le digo dándole suavemente en la nariz con el dedo índice.
-Bueno… Si te molesta…
-Que tonto eres, nada de ti me molesta. – le doy un suave beso y voy hacia la puerta.
-¿A dónde crees que vas?
-A la cocina. Has dicho que íbamos a comer, ¿no?
-Sinceramente, prefiero comerte a ti. – me dice guiñándome un ojo. Yo simplemente sonrío y salgo por la puerta hacia la cocina.
Cuando avanzo escasos pasos me doy cuenta de que esta no es mi casa, si no la de Josh, y aún no sé dónde está cada habitación de las miles que tiene en esta mansión. No lo conocerán mucho por aquí, pero dinero tiene el mismo.
Me doy la vuelta para volver a la habitación con él pero justo al girarme me choco con algo que me hace caer hacia atrás, pero antes de llegar a inclinarme siquiera, unos brazos rodean mi cintura y me acercan hacia el cuerpo con el que me he chocado, el de Josh.
-Gracias por cogerme. – le digo sonriendo. – Aunque no tendrías que haberme cogido si no me hubieras tirado antes.
-¿Qué? Pero si eres tú la que se ha chocado conmigo.
-Claro. Porque de repente estabas ahí en medio, ni siquiera te he visto.
-Pues deberías… - me dice sonriendo. – Por cierto, ¿por qué volvías?
-Bueno… es que… no sé… no sé ir a la cocina. – no sé bien por qué, pero me avergüenza decirlo, así que lo digo sin apartar la mirada del suelo.
-¿Sabes? Deberías ir aprendiéndote la casa, vas a pasar aquí mucho tiempo…
-¿Cómo que mucho tiempo? ¿Cuántas veces te crees que me vas a traer aquí, Hutcherson?
-Todas las que pueda pequeñaja. – me dice rozando mis labios con la punta de su nariz.
-Pequeñaja… Me gusta cómo suena… - le digo sonriendo justo antes de que una sus labios con los míos en un suave beso.


sábado, 29 de septiembre de 2012

Capítulo 23. ‘Si algo te ocurriese, no me lo perdonaría jamás.’


*Narra Marta*
No me da tiempo a terminar cuando noto una ola de agua entrándome por la garganta de forma bestial. Me ha tirado a la parte más profunda de la piscina y hasta que no llego abajo no puedo impulsarme con los pies para salir, que, encima, se me han dormido con la gracia de llevarme en brazos. Cuando saco la cabeza del agua tomo la bocanada de aire más grande de mi vida y empiezo a toser y mover los brazos rápidamente para no volver a hundirme, ya que las piernas no me funcionan.
Al tirarme a la piscina he caído de frente y me he dado un terrible golpe, a pesar de ser contra el agua, en el pecho, así que me cuesta mucho respirar. Intento quedarme fuera pero cada vez entra menos oxigeno en mis pulmones y más agua. No puedo abrir los ojos pero escucho el agua que muevo al chapotear y las carcajadas de Josh. ¿Sabrá que me estoy ahogando?
Ya no puedo más. Tengo el pecho bloqueado y no paro de tragar agua. No puedo seguir nadando, estoy agotada. Siento como el agua me cubre cada vez más hasta que vuelvo a estar sumergida en el agua, solo que esta vez no me muevo. Caigo despacio hasta el fondo de la piscina y acabo tumbada en el fondo. Mis pulmones están cada vez más llenos de agua y yo ya no tengo fuerzas. Lo último que recuerdo antes de desmayarme es el ruido de alguien tirándose al agua. ‘Que sea Josh’… Lo siguiente es todo negro.

*Narra Josh*
No paro de reírme. La cara que ha puesto Marta antes de caer ha sido realmente graciosa. Pero aun no ha salido del agua, es raro. Pensaba que iba a tirarme o a pegarme. O que se iría corriendo a casa a secarse, pero nada. Dejo de reír y miro hacia el agua. No está. No, un momento. Si está. ¡Está en el fondo! Pero no se mueve.
En un instinto me tiro al agua, con ropa y todo, creo que se está ahogando. Cuando llego al fondo la veo. Está tumbada en el suelo, sin moverse y con los ojos cerrados. Incluso esta pálida. La cojo en brazos y nado hacia fuera. Salgo por el bordillo y la tumbo allí. Le quito la camisa y, de lo nervioso que estoy, no me doy cuenta que no es de botones y la rompo por la mitad, abriéndose a cada lado. Empiezo a hacerle el boca a boca. No lo he hecho nunca, pero lo he visto en las películas. Pongo una mano encima de la otra en su pecho y aprieto varias veces, le tapo la nariz, le abro la boca y soplo. Lo repito como unas veinte veces pero no se mueve, no despierta. Llevo llorando desde la quinta vez. Una angustia me recorre el cuerpo por dentro. Tengo un nudo en la garganta y me cuesta respirar.
Pero no pienso darme por vencido. Sigo haciéndolo y entonces ocurre.  Marta se incorpora y empieza a toser. Mientras tose el agua no para de salir de su boca. La miro sorprendido y cuando acaba veo como se deja caer hacia el suelo. Justo antes de que caiga la agarro con fuerza y la aprieto contra mi cuerpo, para que no se vuelva a escapar, nunca. Las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos y recorrer mis mejillas, acabando en su hombro. Noto que Marta respira entrecortadamente, está asustada. Sus lágrimas caen suavemente sobre mi pecho y se desvanecen en mi camiseta, mojada por el agua de la piscina. Nos quedamos así lo que a mi parecer es toda una vida. No quiero moverme, temo hacerle daño. Entonces se separa de mí y se queda sentada en el suelo, mirándome a los ojos. No puedo sostenerle la mirada, por mi culpa casi se ahoga. Miro hacia la piscina, justo en el sitio donde la vi inconsciente. Entonces vuelve esa angustio a mi pecho y se me hace un nudo en la garganta.
-Lo… Lo siento… - consigo susurrar – Yo…
-No pasa nada, Josh. Supongo… Tu… Tú no querías esto, ¿no? – me pregunta confundida.
Levanto la cabeza como una bala y la miro a los ojos. ¿De verdad me está preguntando que si quería que se ahogara?
-¡No! ¡Por supuesto que no, Marta! – agarro su rostro con mis manos y la acerco al mío. Uno nuestras frentes y rozo nuestros labios – Si algo te ocurriese, no me lo perdonaría jamás. – a cada palabra que digo, a cada movimiento de mis labios, rozan con los suyos, produciéndome un escalofrío. Según avanza la frase, ella va pronunciando cada vez más su sonrisa. – No podría vivir sin ti, princesa. – La última palabra se desvanece en el punto en el que nuestros labios terminan de juntarse y se funden en un cálido y tierno beso. Un beso de protección, de seguridad. Quiero que sepa que me tiene aquí y que me va a tener siempre. Que la voy a proteger de todo en esta vida. Nos separamos suavemente pero nuestros labios siguen rozándose, igual que nuestras frentes.
-Te quiero. – me susurra sonriendo. La beso.
-Te amo. – me besa.
-Always. – le beso.
-Always. – me besa.


martes, 18 de septiembre de 2012

Capítulo 22. 'Always'


*Narra Josh*
Nos separamos y le abrazo. Estoy como en un sueño, es todo tan fantástico. Me levanto del sofá y le tiendo la mano para ayudarle a levantarse. La cojo de la cintura y la pego a mí mientras ella deposita su brazo sobre mis hombros, acariciándome delicadamente la nuca con la yema de su dedo índice, haciéndome cosquillas. Salimos de casa y nos subimos a mi moto. Me encanta ir en moto con ella. Se sube detrás de mí y se agarra fuerte a mi abdomen. Mete su mano dentro de mi camiseta y empieza dibujando un corazón con la yema de su dedo en mi tripa haciéndome cosquillas. Esbozo una sonrisa pero no me giro aun, quiero ver si sigue.
Noto que sus dedos suben ligeramente formando una línea recta hasta mi pecho y vuelve a dibujar el corazón, varias veces, acariciándome suavemente. Es tan dulce… Me muerdo el labio inferior suavemente y entonces Marta me muerde la oreja y tira de ella hacia atrás. Yo me dejo llevar y acabamos tumbados en la moto, ella debajo y yo encima dándole la espalda. Los dos nos reímos y me levanto por si le he hecho daño.
-¿Estás bien? – le pregunto preocupado.
-Sí, no te preocupes. – me contesta sonriéndome. Le beso, no puedo resistirme a su sonrisa.
-¿Y eso? – me pregunta extrañada.
-Por hacerme feliz. – le beso.
-Entonces te debo varios. – me besa.
-Te quiero. – le beso.
-Yo más. – me besa.
-Imposible. – le beso.
-Real. – me besa.
-Always. – le beso.
-Always. – me besa.
¡DIOS ES TAN SUMAMENTE PERFECTA! Cada minuto con ella es toda una vida de felicidad y, sin embargo, pasa como si fuera un segundo.
Le guiño el ojo y me pongo el casco. Llegamos a mi casa y aparco la moto enfrente de la puerta. Me quito el casco y lo dejo colgado del manillar. Ella sigue sin moverse. Esta agarrada a mi por la cintura y tiene la cabeza apoyada en mi espalda. Giro despacio la cabeza y observo su rostro en silencio. Tiene los ojos cerrados pero aun así veo como una lagrima brota de su ojo derecho. Agarro sus manos con las mías y las acaricio con el pulgar suavemente. Estiro los brazos aun agarrando sus manos para que me suelte y me doy la vuelta en la moto ágilmente. Coloco sus brazos en la misma posición que estaban, pero en mi espalda en lugar de mi cintura. Ahora su cabeza no está en mi espalda, sino en mi pecho. Le acaricio suavemente el pelo y le doy un beso. La agarro de la barbila y le levanto la cabeza despacio, dejándola enfrente de la mia. La miro a los ojos y ella me devuelve la mirada. Cada vez que me mira me quedo atrapado en una especie de conexión mágica de la que me es imposible salir. Me es imposible retirar la mirada de esos ojitos azules inocentes que me miran tan dulcemente. Le seco la lagrima con el pulgar y le beso.
-¿Qué he hecho mal?
-¿Qué?
-¿Qué es lo que he hecho mal para que llores?
-No. No, tu no has hecho nada mi amor. Tu eres perfecto. -¿Perfecto? ¿Yo? La única perfecta es ella.
-Entonces, ¿por qué lloras?
-De felicidad. - ¿De felicidad? Creo que ha notado mi duda por la cara que he puesto porque continua – Por todo esto. Por concerte, por quererte, porque me quieras. Porque eres mi novio y eres genial conmigo. Porque eres perfecto y…
-Y solamente para ti.- le corto mordiéndole el labio inferior. Se le están aguando los ojos y no quiero que llore. Ella sonríe y me besa. Me bajo de la moto y me quedo de pie enfrente suya.
-Vamos princesa. – la cojo en brazos y me la llevo dentro de casa. Ella empieza a chillarme que le baje pero yo no hago caso. Entonces me pega en la cabeza, no demasiado fuerte pero me ha dado. Se va a arrepentir.
-Eso te pasa por no hacerme caso, Hutcherson. – se ha dado cuenta de lo sorprendido que estoy.
-Te vas a arrepentir, princesa. – le sonrio malévolamente. Ella pone cara de sorpresa. Empiezo a andar por la casa, atravieso el salón y la cocina y salgo por la puerta de atrás al jardín. Entonces se asusta y empieza a chillarme aun más fuerte que antes.
-¡Ni se te ocurra! ¡Josh, bajame! – yo no contesto y sigo ofreciéndole la misma sonrisa - ¡Que me bajes de una vez Josh! – se ha dado cuenta de mi plan, pero eso no me va a echar para atrás.
-No tenias que haberme pegado… - le digo con superioridad mirándola a los ojos.
-Vale, lo siento, pero Josh por…. ¡PLASH! – no le da tiempo a terminar la frase. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Capítulo 21. ‘Eres perfecta, ¿lo sabes, no?’


-N… No… No lo estoy. No estoy celoso. – me dice medio tartamudeando sin dejar de mirar al suelo.
-Josh… - no me rio pero no quito la sonrisa. – Puedes contármelo. Me lo puedes contar todo.
-¡Bueno, vale, si! ¡Estoy celoso! ¡¿Contenta?! – giro delicadamente la cabeza indicando que no - ¡Estoy celoso porque no parabas de coquetear con ese… Harry!
-Josh, cariño. – le digo en tono suave, a pesar de que él me esté gritando, mientras me acerco y acaricio delicadamente su mejilla. – No tienes por qué estar celoso. ¿Cómo voy a coquetear con otro chico estando saliendo contigo? ¿Y delante de ti? ¿Y a los cinco minutos de pedirme salir? ¿Pero te das cuenta de lo ridícula que es la situación? – empiezo a reírme y él me mira y se ríe también. Lo abrazo y le doy un suave beso en la mejilla.
-Lo sien…  - le interrumpo posando mi dedo en sus labios.
-Shh. No hace falta. – sonríe y me da un pequeño beso en el dedo. Nos volvemos a abrazar y esta vez él me da un beso, pero no en la mejilla, si no en los labios.
-¿Y qué tenias pensado que hiciéramos en nuestro ‘día de pellas’? – le pregunto haciendo las comillas con los dedos. Los dos nos reímos.
-Pues… Es la una ya. Tenemos dos horas hasta que acaben las clases y cuatro horas hasta que llegue tu madre.
-Mmm… Cuatro horas dan para mucho - le digo cogiéndole del cuello de la camisa y acercándolo a mí.  
-Exacto. Pero, ¿no crees que serian aun mejor tener todo el día juntos? – me dice con una voz muy sexy y provocadora.
-¿En qué estas pensando, Hutcherson? – se ríe. Me agarra la cintura y me pega más hacia él, de manera que noto como todos y cada uno de sus perfectos abdominales encajan perfectamente en mi abdomen.
-Pensaba… en que hoy estoy solo en mi casa… y que esta mañana dejamos algo sin terminar…
Abro mucho los ojos. Estoy sorprendida de que sea tan… directo.
-Solo si tú quieres. Es que esta mañana… - le interrumpo.
-Sí, te entiendo. Es simplemente que me ha sorprendido que me lo digas… así. – sonrío y le doy un beso en la mejilla. – Pero no importa, cojo mi bolso y vamos a pasar el día a tu casa. – me giro mientras me devuelve la sonrisa y cuando estoy de espaldas me da una palmadita en el culo. Me giro fingiendo cara de ofendida y le doy en la mano.
-Eso no se hace, señorito.
-Es que estoy deseando… - no le dejo terminar la frase, no quiero que lo diga en voz alta, sería demasiado incómodo.
-¡Pues no seas impaciente! – me pone ojitos de pena  y morritos, supongo que para que le dé un adelanto de lo que pasará en su casa, o al menos de lo que él cree que pasará. – Todo a su tiempo, Hutcherson. Todo a su tiempo… - contesto mientras ando por el pasillo en dirección a mi cuarto de espaldas a él, dejándolo con los morros al aire. Me encanta ser mala con él.
Entro a mi habitación y voy al baño. Decido peinarme y hacerme una coleta alta. Me miro al espejo y veo que la camiseta está manchada, supongo que se manchó cuando Josh la tiró al suelo. Voy a ir a su casa y, aunque no vayamos a salir de allí y su familia no esté, quiero ir bien. Además, quiero llevarme la cámara y hacerme miles de fotos con él, quiero tener un álbum lleno.
Me cojo la coleta en un moño y me lavo la cara. Abro mi armario y busco con la mirada el conjunto perfecto. ‘Tengo que estar a su altura’ pienso preocupada. Entonces la encuentro. Es ya vieja, hace un par de años que me la compre, pero me encanta. Es una blusa roja de manga larga con un escote de pico. Decido combinarla con unos shorts negros y unos botines negros también de cordones. Este conjunto me encanta, no me cansaré de ponérmelo.
Cuando acabo vuelvo al baño y me suelto el pelo, espero que no se me haya quedado la marca del moño en el pelo.
-¡Marta! ¡¿Te falta mucho?! – Es Josh. Escucho los pasos que suben.
-¡No! ¡Ya casi estoy! ¡Estoy en el baño, ahora bajo! – parece que le convence porque escucho los pasos más lejos, debe de estar bajando.
-¡Vale, te espero en el salón!
-¡Ponte cómodo!
‘Tengo que darme prisa’. Me quedo mirándome en el espejo, a ver cómo voy a arreglar este pelo. Nada, no hay forma de arreglarlo. Me recojo el pelo en la misma coleta alta de antes, pero mejor hecha. La parte superior me queda perfectamente lisa, sin ningún fallo. Me doy polvos en la cara para aumentar levemente mi ‘bronceado’, brillo de labios y rímel.
Salgo a mi cuarto, cojo mi bolso negro y empiezo a llenarlo. Meto el móvil, la cámara de fotos, un paquete de pañuelos y el paquete de tabaco. Si, fumo, pero Shh. No le he dicho nada a Josh, lo hago a escondidas. Sé que su casa tiene jardín, por eso me lo llevo. Lista. Bajo las escaleras corriendo y entro al salón.
-Ya estoy. Siento haber tardado tanto.
Josh se me queda mirando con los ojos abiertos, al igual que su boca. Me recorre con su mirada de arriba abajo y la deposita en mi escote. Supongo que es normal, ¿no? Dos segundos, cinco segundos, diez segundos, veinte segundos. Vale, debe de llevar como un minuto mirándome el escote. ¡Tampoco hay tanto que ver!
-Josh, estoy aquí arriba – le digo señalando mis ojos.
Él se da cuenta de su embobamiento y se sonroja mientras mira hacia el suelo.
-Estás… Estás muy guapa… - dice sin despegar la mirada del suelo. Que tierno, le ha dado vergüenza. Pero bueno, es un hombre, al fin y al cabo. Supongo que no puede evitarlo. Son ‘cosas de tíos’
Voy despacio y me pongo de cuclillas enfrente de él. Apoyo mi mano en su rodilla derecha y con la otra le levanto la barbilla para que me mire a los ojos.
-Eh, no pasa nada. ¿Eres un tío, no? Me lo tomaré como un cumplido. – le digo ofreciéndole la más dulce de mis sonrisas.
-Eres perfecta, ¿lo sabes, no? – me responde con la misma sonrisa. Entonces soy yo la que me ruborizo, pero no me deja mirar al suelo porque justo en ese momento une sus labios con los míos en un dulce y romántico beso. Es un beso simple, sin lengua. Pero un beso puro y sincero. Un beso en el que me demuestra su amor por mi y en el que yo le demuestro mi amor por él. Es perfecto.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Capítulo 20. 'Harry'


*Narra Marta*
-No… Yo… O sea…  - suspira- Marta… no pensaba pedírtelo así pero… - se arrodillo delante mía - ¿Quieres ser mi novia?
Absorbo aire para no chillar y me llevo las dos manos a los labios. ¿Me acaba de pedir salir? ¡Me acaba de pedir salir! ¡¡AHHHHHH!! Entonces, sin poder evitarlo, una lagrima recorre mi mejilla despacio, seguida de muchas más. Empiezo a llorar sin poder evitarlo, pero no despego las manos de mis labios.
Josh pone cara de asustado y se levanta. Se para frente a mí y me seca las lagrimas de las mejillas con el pulgar, a la vez que me atrapa con la mirada en esa conexión tan mágica que se produce entre nosotros.
-No llores mi amor. Si no quieres no pasa nada, yo… puedo…
-¡NO! ¡NO! – él me miro entre sorprendido y feliz. Le brillaron los ojos de la misma forma que cuando me lo pidió. Pero a la vez, puedo ver en sus ojos que tiene miedo. Entonces me doy cuenta, no le he respondido. Le cojo las manos suavemente, con dulzura y le miro a los ojos intentando evitar que salieran más lágrimas de los míos.
-Josh… para mí seria todo un placer ser ‘tu chica’. – lo digo con un tonito distinto para que entienda que es de broma, no se vaya a creer que soy un juguete para él. Entonces se le ilumina la cara y sonríe de felicidad. Me mira a los ojos y me besa. Es un beso extraño. Siento sus labios junto a los míos y a la vez siento las lágrimas que caen en ambos labios. Saboreo sus labios y su aliento mezclados con las lágrimas que aun recorren mis mejillas, lágrimas de felicidad. Todo esto junto al olor a rosas que me llega del ramo que tengo en la mesa de al lado.
Josh separa los labios y, sin quitar la sonrisa, me da la mano y me lleva hacia la puerta.
-¿A dónde vas Josh? – él me mira sonriendo y abre la puerta. Sale fuera y en el escalón que da a mi casa me agarra por la cintura, me pega a él todo lo que puede y empieza a chillar.
-¡Esta es mi chica! ¡¿Habéis oído?! – abro los ojos y me sonrojo. Le pellizco el brazo para que pare pero no le importa y sigue con su discurso - ¡Esta perfecta belleza es mi chica! ¡Ha aceptado ser mi novia y… - gira su cabeza y la pega a la mía. Acerca sus labios a los míos todo lo posible sin tocarlos y me susurra – dejarme hacerla feliz hasta el fin de mis días. – y me besa. No es un beso como los de antes, llenos de deseo y pasión. Es un beso dulce y romántico, de amor. De amor puro y verdadero.
Yo le sonrío dulcemente y le devuelvo el beso mientras rodeo su nuca con mis brazos, acariciándola suavemente con la yema de mis dedos. Él mete sus manos dentro de mi camiseta y empieza a recorrer mi espalda de arriba a abajo con la yema de sus dedos produciéndome escalofríos.
-¡Iros a un hotel! - ¿Qué? ¿Quién ha dicho eso? Enseguida me separo de Josh roja como un tomate y miro al suelo, no soy capaz de ver a la persona que nos lo ha dicho, me da mucha vergüenza.
*Narra Josh*
-¡Iros a un hotel! – escucho justo cuando estoy celebrando con Marta que ha aceptado ser mi novia. MI NOVIA. ¡MARTA HA ACEPTADO SER MI NOVIA! Estoy que salto de alegría. Y aquí hay alguien que me ha estropeado el momento. Me separo de ella y la veo sonrojada por la vergüenza mirando hacia el suelo. Sonrío, me hace gracia que le de vergüenza que nos vean besándonos.
Me giro para ver quién es la persona que nos lo ha dicho y me doy cuenta de que no la conozco, pero me suena mucho su cara.
-Perdona pero… ¿quién eres?
-¡Oh! Soy vuestro vecino, Harry. Encantado. – ¡Ah, ya se! Es uno de esos de One Direction. Cuando escucha eso Marta levanta la cabeza rápido y se queda mirándolo con una sonrisa de ilusión. La miro y miro a Harry, que le está devolviendo la sonrisa. No es que me haga mucha gracia que le haga esa ilusión conocerle así que la aprieto aun más a mí para que quede bien claro que Marta es MIA.
-Encantado. Yo soy Josh y esta es Marta, MI NOVIA.
- Si, me he dado cuenta al veros antes. – contesta riéndose. Marta se sonroja aun más, pero no deja de mirarle con una sonrisa. ¿Por qué no quita esa sonrisa de una vez?
-Ho… Hola… Yo soy tu vecina, Marta.
-Ah, ¿Josh no?
-No, el no vive aquí. Solo yo, con mi madre.
-Bueno, entonces podremos quedar algún día para dar una vuelta por el barrio.
-¡Claro! Me encantaría. – Marta se acerca y le da dos besos. No quita esa sonrisa coqueta, tan perfecta. ¿Por qué no la quita? Para de una vez. Estas conmigo, no le pongas esa sonrisa a él. No. ¿Y para qué le dice que yo no vivo aquí? ¿Qué le importa eso a él?
-Bueno, ahora vamos a entrar a casa. Encantados de conocerte…
-Harry
-Sí, eso. Harry.
-Encantada Harry. Nos vemos pronto. Besos. – le vuelve a dar dos besos de despedida. Yo le doy la mano y nos meto dentro. Cierro la puerta y la miro. Está con la medida perdida y aun no quita esa sonrisa.
-¿Por qué no quitas ya esa sonrisa?- le digo en tono serio.
-¿Qué?
*Narra Marta*
Acabo de conocer a Harry Styles. Madre mía. No puedo parar de sonreír, es increíble. Josh Hutcherson acaba de pedirme salir, cosa que no imaginé que pasaría en la vida; y justo después conozco a Harry Styles y resulta que es mi vecino. Este día, sin duda, es increíble.
-¿Por qué no quitas ya esa sonrisa? – me dice Josh serio. Un momento. ¿Estará celoso? Que mono.
-¿Qué?
-Que quites esa sonrisa de coqueta que tienes.
-No es sonrisa de coqueta Josh. – le contesto riéndome. Me hace mucha gracia que este celosín.
-Claro que sí lo es. Y no se la has quitado desde que lo viste.
-Josh… ¿Estás celoso? – le pregunto sonriendo. Tengo una sonrisa enorme, me encanta que se ponga celoso, aunque sea por tan poco, eso significa que le importo. Le importo de verdad.
Él se pone rojo y agacha la cabeza mirando la punta de sus deportivas. ¡Está celoso!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Capítulo 19. '¿Quieres ser mi novia?'


*Narra Josh*
Después de ir a la floristería y comprarle unas rosas a Marta, que ahora ya sé que son sus favoritas, fui a su casa con intención de darle una sorpresa. Le hice el teatro de Rapuncel por la ventana y ella se rió de mí, aunque no me extraña, la verdad. Una vez dentro me propongo a terminar lo que empezamos en la cocina. No sé ella, pero a mi aun me dura el calentón. La tenía a ella, delante de mí y sin camiseta, tumbada en la encimera de la cocina. Era toda para mí, era un sueño. Pero era la casa de su madre y, por lo tanto, ella estaba arriba, así que tuvo que bajar. No podía ser más oportuna. Ya era la segunda vez que no podíamos acabar lo empezado. ¡Ya es la segunda vez que me quedo con las ganas de seguir! Pero esta vez no. Tenemos su casa para nosotros dos solos y aun son las 12.30. Si alguien del colegio preguntaba o llamaba, no lo haría hasta las 3, y su madre no vuelve hasta las 5. Esta es la buena.
Le pregunto qué vamos a hacer hoy pero ella esta de morros. Al parecer no le ha hecho gracia que me fuera.
-No te enfades amor. – se lo digo con voz de niño pequeño mientras me acerco para darle un beso, necesito sentir sus labios, necesito sentirla a ella. Pero gira y cruza los brazos con cara seria. Le abrazo por detrás y le retiro el pelo del cuello, dejando libre un lado en el que pienso atacar. Empiezo a darle besos por el cuello. Intento contenerme para ella, intento que sean dulces, cuando, en realidad, me la quiero comer entera. Sé que los besos en el cuello le hacen perder el control. Pero ella levanta la cabeza para que no pueda seguir. ‘¿Enserio? ¿Quieres matarme? Tengo tantas ganas…’ Por lo menos no me aparta de sus brazos.
-Me dejaste tirada… - me lo está reprochando.
-Eso no es cierto. – Le doy la vuelta para quedamos de frente, con el justo espacio para respirar entre nosotros. – ¿No querrías que le dijera a tu madre que pensaba quedarme a corromper a su hija no? –digo con la voz más sexy que puedo, para intentar que caiga, mientras intento meterle mano. En ese momento paro. Si empiezo tan pronto va a mandarme lejos… No, paro las manos y las dejo allí, quietas.
-Tú y tus romanticismos… - me dice irónicamente dándome un golpecito en la frente con la suya. Me sonríe de esa forma que me enamora aun más de ella, si eso puede ser posible. Me lamo los labios. Tiene que ser mía y ese gesto me delataba, pero no me pude aguantar. Sonríe mientras me muerde y lame los labios. Sigue en el cuello y comienza con la oreja. Me está haciendo sentir cosas inexplicables. Es una diosa. Es mi diosa. No puedo quedarme quieto, tengo que estar a su altura. Empiezo a recorrer su cuerpo con las yemas de mis dedos, produciéndole placenteros escalofríos que me encantan. Recorro con desde su nuca hasta su trasero, pasando por toda su espalda. Después, empiezo a meterle mano, o a intentarlo. Me tiene descontrolado con todo lo que me está haciendo. No puedo responderle nada más que gimiendo y produciéndole esos escalofríos. Me aturde.
De repente para. Así sin más. Se separa levemente de mí y deja de producirme ese placer que tanto me gusta, ese cosquilleo. Me quedo mirándole a los ojos extrañado, no entiendo por qué ha parado. No soy capaz de pronunciar palabra, aun estoy aturdido por el extraño juego de combinaciones que estaba teniendo lugar en mi cuerpo de su parte. Ella mira hacia abajo y empieza a reírse a carcajadas. No le entiendo así que miro hacia el lugar donde ella estaba mirando hace un segundo, antes de empezar a reírse. ¡Ahora lo entiendo! ¡Resulta que ese lugar es mi paquete!
‘No puede ser. Qué vergüenza. ¿Por qué ahora pequeña? ¿Por qué tenias que estropear este momento? ¿Por qué justo este momento?’
Me pongo rojísimo y me tapo con las manos. Eso le provoca aun más risa, lo que hace que me sonroje más. No he podido pasar más vergüenza en mi vida. Nunca me había pasado esto. Es una muestra más de lo que ella despierta en mí, de que ella es diferente a todas las demás, de que no me controlo cuando estoy con ella.
-Yo… Verás… Yo nunca… - ‘¡Dios eres estúpido o qué te pasa! ¿No puedes ni construir una frase después de lo que has hecho? Contrólate un poco Hutcherson, que ya eres mayorcito.’ ‘¿Pero qué estoy diciendo? No puedo controlarme cuando se trata de ella.’
-No pasa nada Josh. Tranquilo. – Me dice acariciándome suavemente el brazo. Es tan comprensiva. Seguro que es la primera vez que aguanta esta situación. La está llevando muy bien. – No es la primera vez que me pasa esto. Ya se bajará.
-¿Cómo? ¿Cómo? ¡Repite eso! – ya se me ha pasado la vergüenza. Ahora estoy hecho una furia. ¡¿Cómo que esto ya le había pasado antes?! ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué estaban haciendo para que pasara? ¡Pero si solo tiene 16 años!
-Bueno, cuando se te pase el…. Calentón – esta última palabra la dijo avergonzada – se te bajará y entonces ya podremos salir.
-No, no me refería a eso. Me refería  a lo anterior. ¿Cómo que ya te ha pasado antes?
-Sí, bueno… No eres el primero al que…
-Se le levanta. – Ahora no tengo pelos en la lengua - Dilo como es Marta. ¿A cuántos les pasó? ¿Y qué les estabas haciendo? – se lo digo con tono de reproche.
-Josh, ¿estás celoso?
-No, solo me preocupo por ti. ¡Tienes 16 años! ¡¿Cómo te puede parecer normal una situación como esta?! – Por supuesto que estaba celoso. Eso podía significar que yo no iba a ser su primero. ¡Quería serlo!
-¡Pues no te importaba mi edad esta mañana en la encimera de mi cocina, cuando me quitaste la camiseta!
-Bueno, pero eso… ¡es diferente!
-¿Ah, si Josh? ¿En qué? Si puede saberse. ¿En qué no eras tú el de las otras veces? ¿O en que esta vez se quedo todo en un intento? ¡Porque no hay más diferencias!
-O sea que las otras veces con… otros…. No fueron solo intentos… ¿Era eso? ¿De verdad me estaba diciendo que no era…?
-No estamos hablando de mis ex-novios, Hutcherson.
-¡¿Ex-novioSSS?! ¡¿Más de uno?!
-¡Y qué más te da!
-¡Pues me gustaría saber cuántos chicos han estado con MI CHICA antes que yo! Es algo normal, digo yo…
-Un momento, ¿Qué has dicho?
-Que me parece normal… - dije refunfuñando. No me gustaba como se había tornado esta conversación.
-No no, lo otro. Has dicho… ¿tu chica?
‘¡Mierda, se me escapó! Ni si quiera le he pedido salir y ya la trato como ‘mi chica’. Ahora me llamará posesivo y 20.000 cosas más y no querrá salir conmigo…’
-No… Yo… O sea… - suspiro resignado y me hago a la idea – Marta… no pensaba pedírtelo así pero… - me arrodillo delante suya y me armo de todo el valor posible, a la vez que expulso todo el aire que hay en mis pulmones. - ¿Quieres ser mi novia?